Pemex sí quiere a la iniciativa privada… pero bajo su control.
El equipo de López Obrador apuesta a los contratos de servicio para que las empresas inviertan, pero estos esquemas son insuficientes para levantar a la petrolera, opinan especialistas.
La administración de Andrés Manuel López Obrador apuntala a su barco insignia no sólo con aumentos en su presupuesto respecto a 2018, sino que ha aportado capital adicional para permitir a la empresa continuar con sus proyectos de exploración y producción, además de la construcción de la nueva refinería en Dos Bocas, y a su vez pagar los vencimientos en su abultada deuda de más de 100,000 millones de dólares.
El gobierno apuesta con toda su fuerza a que Pemex revierta la tendencia a la baja de la extracción de crudo y gas natural en este sexenio, al pasar de casi 1.7 millones de barriles promedio diario a 2.6 millones.
Todos estos objetivos se trazaron sin modificar la reforma energética, la serie de cambios legales que aprobó la anterior administración para acabar con los monopolios legales de Pemex y la Comisión Federal de Electricidad, pero con la convicción de que su implementación fue “un grave error”.
El gobierno actual ha querido extender la mano a una iniciativa privada que, tras el triunfo electoral del político tabasqueño, se mostró satisfecha con la promesa de que la ley no se iba a reformar en los primeros años de esta administración y con que los más de 100 contratos otorgados tras las rondas petroleras se iban a mantener.
¿Qué ha querido decir el equipo energético de López Obrador con que quieren invitar a la iniciativa privada? Las señales de una reactivación de las rondas petroleras han sido más bien negativas, porque si bien desde una parte de los asesores de López Obrador se ha querido dar a entender que hay un diálogo para restablecer estos procesos, el ala que toma las decisiones tanto en la Secretaría de Energía (Sener) como en Pemex y CFE rechaza cualquier cambio en el corto plazo sobre este freno.
Así que la fórmula que ha escogido la dirección de Pemex, a cargo Octavio Romero Oropeza, ha sido reactivar con fuerza los contratos de servicios, un tipo de acuerdo donde empresas muy especializadas en ciertas tareas se encargan de ejecutar las órdenes de la petrolera nacional. El sector petrolero mexicano antes de la reforma energética nació y creció al amparo de estos contratos, que pueden variar según los proyectos, pero en el fondo guardan para Pemex el control de las tareas para extraer el barril de petróleo, que también quedará en manos de la compañía.
La actual administración ha lanzado una consulta para escuchar a esta industria, que se vio muy golpeada por la crisis petrolera de 2014 y los recortes presupuestales en la petrolera nacional entre 2014 y 2018, con el fin de atraerlos de nuevo para lanzar lo que consideran la más ambiciosa ronda de trabajos jamás puesta en marcha por Pemex.
Los prestadores de servicios petroleros que rentan equipos, como las mega plataformas de perforación, construyen las instalaciones de producción, diseñan la ingeniería para acoplar los proyectos y construir las instalaciones para recibir el crudo, y todo los productos relacionados a estas labores. Sin duda, se sienten ilusionados por esta apuesta. Y la esperanza crece cuando escuchan que Pemex quiere mejorar este tipo de contratos con los que han batallado por años, y que les han generado dolores de cabeza o incluso situaciones de quiebra –como en los casos de Oceanografía o de Oro Negro.
Pero el sector energético en su conjunto y los analistas de este mercado creen que las cuentas no dan. Ni todo el apoyo ni presupuesto extra para Pemex puede con la tarea no sólo de detener la caída de la compañía, sino las ambiciosas metas de López Obrador y su equipo que aspiran no sólo ha revertir la caída petrolera, sino a remplazar cada año el 100% de los barriles que extrae con nuevas reservas, y construir una empresa rentable que aporte más recursos al Estado incluso con una menor tasa impositiva.
La agencia de calificación de riesgo Moody’s estimaba hace unas semanas que a Pemex le hacía falta, al menos, 7,000 millones de dólares (mdd) adicionales a lo que lleva presupuestado y asignado este año (cuenta aquí las aportaciones hechas por el Gobierno) y 20,000 mdd por año si en verdad busca cumplir con sus metas para 2024.
Los contratos de servicio, además de una profunda revisión en sus términos fiscales, modos de pago, y cálculo de tarifas, resultan insuficientes para el reto que pintan las calificadores.
“Creo que es un retroceso muy importante. El esquema que sí implicaba una evolución de grandes beneficios para Pemex eran los farm outs (asociaciones). Con estos contratos de servicio sólo se dan varios pasos hacia atrás, y limitas la participación de otras empresas”, dice Manuel Cervantes, socio de la firma de abogados MCM.
Incluso con una mejora sustancial de los llamados Contratos de Servicios Integrales de Exploración y Extracción (CSIEE) se deben reactivar las licitaciones para competir con Pemex, y las asociaciones para compartir los riesgos, consideran los analistas y directivos consultados.