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AMLO y la prensa extranjera

Por Damian Fraser, Socio, Miranda Partners

Mientras que Andrés Manuel López Obrador viaje a Washington la próxima semana para reunirse con Donald Trump, los ojos de la prensa mundial estarán brevemente en el presidente de México. ¿Qué debemos esperar?

A pesar de su imagen austera y su alta popularidad dentro de México, la prensa extranjera, casi sin excepción, se ha vuelto negativa sobre el presidente de México, sus políticas y los resultados de su administración hasta la fecha. Esto es cierto para reporteros, editoriales y columnistas de opinión. El Wall Street Journal, El País y el New York Times han sido especialmente críticos con las fallas de Andrés Manuel López Obrador en su manejo de la pandemia de covid-19.

Además, desde el principio han señalado las fallas de su gobierno en la estrategia contra el narcotráfico, sus inconsistencias en la lucha contra la corrupción y los resultados económicos mediocres. (“A New Revolution? Mexico Still waiting as Lopez Obrador Nears Half-Year Mark,” The New York Times; “Mexico’s Polarizing President Presides Over Rising Violence, Flailing Economy,” The Wall Street Journal).

El Financial Times ha escrito ampliamente sobre el clima negativo de inversión causado por la política energética nacionalista. (“Investors see uncertain future in Mexico“) y posibles actos de corrupción (“Lopez Obrador’s anti-corruption is failing“). Forbes, Washington Post, Los Angeles Times, entre otros, han publicado artículos de opinión duros sobre el deterioro de las perspectivas del país bajo el gobierno de la cuarta transformación. (“Mexico leader as heedless as Trump in Coronavirus crisis,” Los Angeles Times). Es difícil imaginar un periódico extranjero que en estos momentos publique un artículo similar al reportaje pro-AMLO del New Yorker de junio de 2018 (” A New Revolution in Mexico”).

Al propio presidente mexicano no parece importarle demasiado. A diferencia de los ex mandatarios mexicanos anteriores, AMLO oscila entre mostrar poco interés en la prensa extranjera y en ser hostil. Desde que asumió su cargo, sólo ha ofrecido una entrevista a un medio internacional, en este caso al Editor en Jefe de Bloomberg, John Micklethwait. Cuando la prensa extranjera critica a su gobierno (como es común), generalmente él hace a un lado los comentarios, argumentando que carecen de autoridad moral porque (afirma falsamente) no criticaron la corrupción en los gobiernos anteriores.

La falta de interés de López Obrador en lo que la prensa extranjera dice sobre él y México probablemente es bastante genuina. Se preocupa principalmente por la política interna, no por los asuntos exteriores. En numerosas ocasiones ha declarado que “La mejor política exterior es la interior”. No parece interesarse en atraer popularidad fuera de México, ni siquiera con las élites de izquierda. No cree que los extranjeros tengan idea sobre cómo se debe manejar México, ni que hay lecciones que aprender sobre lo que está sucediendo en otras partes del mundo.

Para el presidente mexicano, la prensa internacional forma parte de la mafia del poder que mantuvo a los gobiernos neoliberales dirigiendo el país. Aunque no fueron todos, los medios extranjeros durante el sexenio pasado fueron demasiado positivos del ex presidente Enrique Peña Nieto. (“Saving Mexico,” Time; “The Rise of Mexico,” The Economist).

Actualmente, la principal prioridad de la política exterior de AMLO es evitar un conflicto con la administración Trump, y dado que la misma Casa Blanca es apática hacia la mayoría de los medios de comunicación, el gobierno mexicano puede pensar que no hay necesidad de preocuparse demasiado por la percepción de México en el extranjero. Mientras López Obrador se mantenga alejado de Cuba y Venezuela, y mantenga a Trump contento con las políticas de inmigración, él y sus asesores pueden pensar que tienen un pase gratis en la esfera internacional.

No hay duda que en la próxima visita del presidente mexicano a Washington D.C., la relación México – Estados Unidos recibirá un escrutinio adicional y negativo por parte de la prensa extranjera. Esto es porque dado que Trump está en modo de campaña, es difícil creer que no aprovechará la ocasión para dar algunos golpes rápidos en contra de México y su mandatario. Esta es quizá la razón por la cual muchos medios (especialmente el Washington Post) han criticado la decisión de volar hacia el norte, ya que pronostican que se puede repetir un episodio como la visita del entonces candidato Trump a la Ciudad de México.

AMLO puede responder agresivamente si una historia negativa emana del cuerpo de prensa extranjera e impacta la agenda de los medios locales. Al igual que Trump, él parece tomar las críticas de su gobierno personalmente, de donde sea que provenga, por lo que su mejor defensa ha sido la ofensiva. No es sorpresa que en su conferencia de prensa diaria ha respondido agresivamente hacia el Financial Times, The Wall Street Journal, El País y al The New York Times en respuesta a artículos críticos, generalmente atacando la publicación y no abordando el contenido del artículo en sí.

Específicamente, ha descrito al Financial Times como “no profesional y no objetivo” (11 de julio de 2019). En cuanto al The New York Times ha dicho que “es un periódico famoso, pero con poca ética,” (11 de mayo de 2020). De igual forma, ha atacado al  The Wall Street Journal en numerosas ocasiones, especialmente a su escritora de opinión Mary O’Grady, pero también a algunos de sus informes más impactantes (“Death Certificates Point to Much Higher Coronavirus Toll in Mexico”). Incluso el periódico en español El País ha recibido sus propios ataques.

Este tratamiento de la prensa extranjera es ampliamente consistente con el enfoque de López Obrador hacia todas las instituciones que desafían a su gobierno. Para él, deben ser descartados como corruptos por no haber denunciado la corrupción en gobiernos anteriores. Esto ayuda a alimentar la narrativa que AMLO es el salvador de México. Además, al criticar a la prensa extranjera, el presidente aprovecha un sentimiento nacionalista, aún fuerte en el país, especialmente en su base de seguidores.

La falta de voluntad del presidente para dar entrevistas a periodistas extranjeros es consistente con su estrategia de medios más amplia de controlar la narrativa y de hablar directamente con la población a través de la mañanera. En cualquier caso, mientras habla durante varias horas al día en público, y rara vez se desvía de su parte del mundo, es poco probable que diga algo muy diferente a una entrevista individual. Es un maestro en apegarse a su guion.

Por supuesto, la prensa extranjera está lejos de ser homogénea. Bloomberg tiene el equipo más grande en México, enfocado en el sector financiero y corporativo, pero también con informes políticos sólidos. Recientemente publicaron la primicia sobre Walmart de México pagando aproximadamente 400 millones de dólares en impuestos atrasados después de ser amenazado con cargos penales. El Wall Street Journal también tiene un equipo grande y altamente experimentado, y ha revelado una serie de historias importantes y originales (con una cobertura especialmente fuerte de los desafíos del covid-19 en México y la violencia ocasionada por las drogas). Al revelar la historia de la supuesta corrupción de un secretario de Hacienda en el gobierno anterior, difícilmente se le puede acusar de parcialidad. El New York Times, a diferencia del Journal, no ha centrado muchos recursos periodísticos en México, presumiblemente porque no representa una historia diplomática global importante (todavía). El Financial Times combina informes de hechos públicos y opiniones, de una manera que los periódicos estadounidenses tienden a evitar, y es influyente en el sector financiero.

La cobertura de la prensa extranjera cada vez más negativa de AMLO y su gobierno puede tener un mayor impacto económico y político de lo que el gobierno mexicano parece pensar. Los inversionistas extranjeros reciben la mayor parte de su información de la prensa extranjera, y se están volviendo cada vez más negativos hacia el país. Las redes sociales a menudo reflejan lo que escribe la prensa extranjera. El WSJ, NYT, entre otros, han ayudado a e establecer la agenda del presidente. Incluso el embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau, criticó al gobierno de AMLO por no respetar las reglas de inversión, por lo que la relación con los Estados Unidos puede comenzar a deteriorarse, especialmente a medida que comienza la campaña electoral. Además, Trump puede perder, en cuyo caso los principales medios recuperarán parte de su influencia en la relación bilateral entre Estados Unidos y México. Dado que la prensa local sufre de recursos limitados, credibilidad y de amenazas, se continuará mirando lo que la prensa extranjera está diciendo y escribiendo, le guste o no a López Obrador.

Cuando esto ocurra, una cosa es probable. AMLO culpará al mensajero.

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