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Corporate social responsibility: a powerful strategy for creating an impact

The lessons we’ve learned over the past few months have brought us to a unique juncture from where we can encourage reflection between the private and public sectors, and society itself, says María José González.

 

(Expansión) – Mexico and the world are experiencing an unprecedented change in our so-called “normal” due to the COVID-19 pandemic. On the one hand, confinement is presenting considerable challenges to home, family, and societal dynamics, while on the other, we are witnessing a profound disruption to all sectors of the economy, the result of one of the worst crises that we have seen in recent years.

In terms of the way we’re living, consuming, and working, the new normal has reordered our needs and forced us to change our habits. Sanitary measures, such as social distancing, are now part of our daily routine. Similarly, we have changed our consumption patterns, replacing some of our needs and increasingly migrating to digital services.

Satya Nadella, CEO of Microsoft, commented that a digital transformation of all aspects of our lives and work has occurred in just two months, whereas it could have taken more than two years. It’s what we could call a “leap forward”. Many people who are lucky enough to have a job now work remotely. Children attend school from home and parents are expected to help and supervise their studies. College students and young adults have returned home, seeking refuge.

There is no doubt that these transformative moments will have distinct repercussions throughout society.

Some of these inequalities are made apparent in how we are adapting to our new reality, for example, the opportunity to work from home is not an option for everyone in our country since thousands of people have to leave their homes to continue earning an income. In regards to education, continuing with the school year has been very challenging for families, not only because of the need to have a computer and a good internet connection to access courses, but also having parents that are able to be present and supportive of learning .

Therefore, corporate social responsibility is now more relevant than ever as an instrument of positive impact. In crisis situations like this, more collaboration between the private sector and the government is needed to work towards a more just and inclusive society and economy. In particular, we must work together with the most affected communities to understand their new needs, develop new programs that adapt to the new reality, and grant them opportunities to avoid falling further behind.

Digitization programs in marginalized areas, better connectivity, increased development of school infrastructure, flexibility to work remotely, and child care in the workplace are some of the new trends that companies must consider and prioritize in their new social responsibility programs.

Companies should take advantage of this crisis to reflect on how they can face the new reality and be better leaders from the trenches. The lessons we’ve learned over the past few months have brought us to a unique juncture from where we can encourage reflection between the private and public sectors, and society itself.

This is our opportunity to take advantage of newly developed practices, digital tools, and new leadership roles that could become permanent solutions, resulting in more committed, resilient, productive, and innovative organizations.

 

Editor’s Note: María José González de Cossío is a partner at Miranda Media, where she directs the PR, Media, and Corporate Social Responsibility area. She has experience working in the private and public sector, as well as with NGOs on issues related to the energy sector, infrastructure, risk management, education, communication strategy, economic analysis, and public relations. María José is an economist from ITAM and a member of the Advisory Council of the Women’s Forum, Women in Energy. Follow her on Twitter and LinkedIn. Write to her at maria.gonzalez@miranda-partners.com. The opinions expressed in this column belong exclusively to the author.

Las enseñanzas que nos han dejado estos meses representan una coyuntura excepcional para impulsar la reflexión entre el sector privado, público y la sociedad misma, opina María José González.

 

(Expansión) – México y el mundo están experimentado un cambio sin precedentes en nuestra llamada “normalidad” debido a la pandemia del COVID-19. Por una parte, con el confinamiento estamos enfrentando grandes desafíos en las dinámicas del hogar, la familia y la sociedad, mientras que por otra, somos testigos de una profunda disrupción en todos los sectores de la economía, producto de una de las peores crisis que hayamos vivido en los últimos años.

En cuanto a la forma de vivir, consumir y trabajar, la nueva normalidad ha reordenado nuestras necesidades obligándonos a cambiar nuestros hábitos. Medidas sanitarias como la sana distancia han sido introducidas en nuestro día a día. De forma similar, hemos cambiado nuestros patrones de consumo, desplazando algunas de nuestras necesidades y migrando cada vez más a los servicios digitales.

Tal como ha comentado Satya Nadella, CEO de Microsoft, se ha generado una transformación digital que podría haber llevado más de dos años en tan sólo dos meses en todos los aspectos de nuestras vidas y de trabajo, lo que podríamos llamar como un “salto adelantado”. Muchas personas que tienen la suerte de tener trabajo ahora trabajan a distancia. Los niños van a la escuela desde casa y se espera que los padres supervisen y ayuden con el aprendizaje. Estudiantes universitarios y adultos jóvenes han regresado a sus hogares, buscando refugio.

No hay duda de que estos momentos de transformación tendrá repercusiones heterogéneas en los distintos grupos de la sociedad.

Algunas de estas inequidades las vemos en nuestras formas de adaptarnos a la nueva realidad, como puede ser la oportunidad de poder trabajar desde casa, que no es una opción para todos en nuestro país, ya que miles de personas tienen que salir a la calle para poder continuar ganando un ingreso. En el tema educativo, continuar con el programa escolar ha resultado un gran reto para las familias, no sólo por la necesidad de tener monitores que te permitan ver los cursos y un buen servicio de Internet, sino también de padres presentes que puedan apoyar el aprendizaje.

Por esto la responsabilidad social de las empresas es hoy más que nunca relevante como instrumento de impacto positivo. En estas situaciones de crisis es cuando se necesita mayor colaboración del sector privado con el gobierno, para poder impulsar acciones que busquen una sociedad y una economía más justa e inclusiva. En particular, debemos de trabajar en conjunto en las comunidades más afectadas para entender sus nuevas necesidades y así desarrollar nuevos programas que se adapten a la realidad y les permita tener oportunidades que eviten se aumente más el rezago.

Programas de digitalización en zonas marginadas, mejor conectividad, mayor desarrollo de infraestructura escolar, flexibilidad para trabajar remotamente, guarderías en los lugares de trabajo son algunas de las nuevas tendencias que las empresas deben considerar y priorizar en sus nuevos programas de responsabilidad social.

Las empresas deben aprovechar esta contingencia para reflexionar sobre cómo se puede afrontar esta nueva normalidad y ser mejores líderes desde su trinchera. Las enseñanzas que nos han dejado estos meses representan una coyuntura excepcional para impulsar la reflexión entre el sector privado, público y la sociedad misma.

Es nuestra oportunidad para aprovechar las nuevas prácticas desarrolladas, las herramientas digitales adoptadas y los nuevos roles de liderazgo que podrían convertirse en soluciones permanentes, dando como resultado organizaciones más comprometidas, resilientes, productivas e innovadoras.

 

Nota del editor: María José González de Cossío es Socia de Miranda Media, donde dirige el área de PR, Medios y Responsabilidad Social Corporativa. Cuenta con experiencia trabajando en el sector privado y público, así como en ONG´s en temas relacionados con el sector energía, infraestructura, manejo de riesgos, educación, estrategias de comunicación, análisis económico y relaciones públicas. Economista por el ITAM y miembro del Consejo Consultivo del Women´s Forum, Women in Energy. Síguela en Twitter y en LinkedIn. Escríbele a maria.gonzalez@miranda-partners.com . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

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